
[please click here to read the article in English]
Boris Johnson renunció como líder del Partido Conservador y Unionista el 7 de julio y aceptó que su tiempo como Primer Ministro llegó a su fin. Ese día, más de un tercio de los 170 diputados que ocupaban diferentes posiciones dentro del gobierno, habían expresado no confiar ya en su liderazgo. Sin embargo, a pesar de su renuncia, Johnson continuará como “primer ministro interino” hasta que su propio partido político elija a su sucesor.
El nombre de su sucesor no se conocerá sino hasta finales de mes; tal vez en el momento de escribir este artículo se espera que haya al menos diez candidatos para el puesto. Cada uno de ellos tendrá que encontrar apoyo entre otros diputados. Algunos de ellos puede que retiren su nominación, pero quienes continúen en la contienda tendrán que someterse a la primera ronda de votación a cargo de los 363 diputados conservadores. Los nombres de los dos candidatos que obtengan más votos pasarán, entonces, a una segunda ronda de votación. En esta ocasión la votación estará en manos de los miembros ordinarios del Partido Conservador en todo el país.
El sistema electoral del Reino Unido difiere de los países con un sistema de gobierno presidencialista, como el que existe en los países latinoamericanos. En el Reino Unido, el jefe de gobierno -el Primer Ministro- no es elegido directamente por una votación general del pueblo. Sólo es elegido directamente por los votantes, como miembro del Parlamento, para una circunscripción específica. Es decir, por un número que va entre 55.000 y 75.000 personas de un total de 47 millones de votantes que conforman el electorado. Una vez elegido como diputado, por supuesto, el líder del partido que obtenga más diputados en unas elecciones generales se convertirá en el Primer Ministro, que es el “líder del país”. Aun así, la convención constitucional exige que sea designado formalmente por la Reina, que es la Jefa de Estado, pero que no tiene ningún otro papel ni en la política estatal ni en el gobierno nacional.
Una de las preocupaciones que existe en este momento es que el Reino Unido no tendrá elecciones generales sino hasta el 2024. Esto quiere decir que quien quede elegido como líder del partido conservador será a la vez el nuevo Primer Ministro. Habrá que esperar dos años más para que su liderazgo se someta a votaciones de todo el electorado.
La elección del sucesor de Johnson: cómo y cuándo
La elección a la que se enfrenta el Partido Conservador este mes se complica por una serie de factores. En general, se acepta que Boris Johnson ya no cuenta con el apoyo de sus propios ministros de Gobierno debido al enfoque caótico de su liderazgo, su incumplimiento a las convenciones y normas establecidas durante su propio mandato, y a los asuntos éticos presentados en el manejo de su gestión Por otra parte, existe un número inusualmente alto de candidatos para sustituirlo y no hay mucho tiempo para una decisión de primera ronda por parte de los diputados de que concluya el periodo de sesiones parlamentarias este 21 de julio
Otra consideración importante es que muchos diputados -y también gran parte del público fuera de Westminster- miran con preocupación el hecho de que Johnson se quede en su cargo como Primer Ministro hasta el mes de octubre, como lo ha manifestado.
Se han hecho llamamientos en contra de esto -entre ellos el del ex-primer ministro Sir John Major- para que se acorte el proceso, eliminando la votación de los afiliados y nombrando simplemente a quien los diputados del partido elijan. Esto no sucederá, aunque sería una forma de asegurar que Johnson deje el cargo lo antes posible. Eliminaría, incluso, la vaga sensación de aprobación democrática que da el voto de los miembros. (“Vaga” porque los miembros conservadores que tienen voto no son en absoluto representativos de la población en general. La mayoría son hombres de clase media, mayores de cincuenta años, que viven en el sureste de Inglaterra).
Johnson ha prometido no tomar ninguna decisión gubernamental importante durante su periodo de “interinidad”, pero con una guerra activa en Europa y una crisis del costo de vida en el país, ese vacío podría ser casi tan perjudicial como el ejercicio continuado del poder por parte de un ex primer ministro desacreditado. Decidir cómo elegir a un nuevo líder es otro reto con un plazo muy ajustado.
(Gracias a Claudia Isaza Lansky por su revisión a la traducción de este artículo al español)
Who comes next after Boris Johnson
Boris Johnson resigned as Leader of the Conservative and Unionist Party on 7 July and has accepted that his time as Prime Minister is over. By the day more than a third of the 179 MPs who held positions of one sort or another in Johnson’s government had said they no longer had confidence in his leadership. However, despite accepting that meant he had to resign, Johnson will remain in post as ‘caretaker prime minister’’ until a successor is chosen by his own political party.
It will not be clear who that might be until later in the month: at the time of writing there are expected to be at least ten candidates for the job. Each of them will need to find backers among other MPs. Some may withdraw at that point, but for those who remain there will then be a first-round vote by the whole body of 363 Conservative MPs. The names of the two candidates who gain the most votes will then go to a second round of voting, this time by ordinary members of the Conservative Party in the country.
The UK election system differs from countries with a presidential system of government. In the UK the head of government – the prime minister – is not directly elected by a general vote amongst the public. He or she is directly elected by voters only as a Member of Parliament for one specific constituency. That is, by between 55,000 and 75,000 people out of the total electorate of some 47million voters. Once elected as an MP, of course, the leader of the party which gains the most MPs in a general election will become the prime minister, the ‘leader of the country’. Even then the constitutional convention requires him or her to be formally appointed by the Queen, who is Head of State but otherwise has no role in politics or government.
One immediate concern now is that no general election needs to take place until 2024. Whoever the Conservative Party chooses as its next leader will form a new government, but that will not face a vote by the whole electorate for more than two years.
Choosing Johnson’s successor: how and when
The choice facing the Conservative Party this month is complicated by a number of factors. It is generally accepted that Boris Johnson lost the support of his own government ministers because of his chaotic approach to leadership, his failure to follow conventions and regulations, and his mishandling of various ethical issues arising in the Party. But in addition there is an unusually large field of candidates to replace him and not much time for a first-round decision, as the current session of parliament is scheduled to end on 21 July.
A further consideration is that many MPs – and a large part of the public outside Westminster, too – are not happy with the possibility that Johnson might remain ‘in office but not in authority’ over the summer, perhaps even until October.
There have been calls – not least by the former Prime Minister Sir John Major – to shorten the process by cutting out the membership vote and simply appointing whoever the party’s MPs agree on. This will not happen, even though it would be one way to ensure Johnson leaves office as soon as possible. It would remove even the vague sense of democratic approval given by the membership vote. (‘Vague’ because the Conservative members who have a vote are not at all representative of the wider population. Most are male and middle class, over fifty years old, and living in the south-east of England.)
Johnson has promised to make no significant governmental decisions during his ‘caretaker’ period, but with an active war in Europe and a cost-of-living crisis at home, such a vacuum might be almost as damaging as continued exercise of power by a discredited former Prime Minister. Deciding how to choose a new leader is another challenge with a tight deadline.