Emma Burnell – periodista, dramaturga y consultora política
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Traducción: Constanza Martinez Buendia
Las conferencias anuales de los principales partidos políticos en el Reino Unido funcionan bajo diferentes miradas.
Para los líderes de los partidos, la conferencia es una plataforma establecida para mostrar su oferta política, sustentada en los miembros que atienden al evento y que sirven de apoyo a su liderazgo, a sus ideas políticas, pero además que pueden reforzar una buena imagen para la television.
Los miembros del partido que atienden a la conferencia como delegados de sus localidades (en el Partido Laborista, estos también representan sindicatos o determinadas afiliaciones socialistas), tienen la función de votar sobre los temas que se debaten en la conferencia. Los temas han salido de las “mociones” (propuestas de tipo politico u organizacional) preparadas y presentadas con antelación por los miembros de las distintas distintas localidades del partido. Los otros miembros, llegan a la conferencia en lo que puede ser visto como un receso anual en el que tienen la oportunidad de encontrarse con amigos de su misma corriente política y con la posibiidad de ver y oír a los líderes de su partido.
También dentro del evento participant las organizaciones que buscan ejercer su influencia en los partidos, y estas incluyen desde corporaciones gestionadoras (lobbyists), hasta entidades generadores de proyectos politicos (los think tanks), organizaciones sin ánimo y grupos de presión. Sus reuniones públicas adelantadas en horarios alternos a la programación principal, son atendidas con frecuencia por politicos con alta capacidad de liderazco, y llegan a ofrecer deliberaciones sobre tematicas ‘fuera de lo común’ y conclusiones y reflexiones que sobrepasan aquellas venidas de las discusiones centrales o discursos exitosos deliverados en medio de la conferencia.
Las conferencias del partido representan eventos noticiosos de gran importancia y como tal son cubiertas por decenas de periodistas. Este trabajo periodístico busca seguir lo que ocurre tanto dentro de la programación central como de la tangencial. Busca además captar mediante conversaciones con la gente que está dentro y fuera del lugarl, el ambiente, las impresiones y las implicaciones que el debate genera en terminos de perspectivas, liderazgo y dimensionalidad políticas.
En un evento, escuché al ministro laborista del gabinete del partido de oposición (shadow MP, Wes Streeting MP, comparar las conferencias del Partido con una boda familiar: usted está obligado a ir y se lamenta al mismo tiempo por eso. Pero va y se emborracha gratis con vino blanco caliente y baila toda la noche con quienes ama, pero no ha tenido la oportunidad de ver con frecuencia. Esta es una analogía muy adecuada en estos tiempos porque por dos años, más o menos, hemos estado restringidos de establecer encuentros cara-a-cara con nuestros amigos.
Las tres conferencias principales de los partidos, para las partes que compiten en las elecciones en Inglaterra, Escocia y Gales (Irlanda del Norte tiene sus propias agrupaciones políticas) son asuntos bastante diferentes y tienen reglas y tradiciones bastante distintas, también. Todas, de todas maneras, siguen la misma estructura básica.
En cada una de las conferencias, los distintos funcionarios del partido presentan en sus discursos los principales planes y propuestas políticas que les competen, El discurso final corre a cargo del lider del partido, quien establece los lineamientos y prioridades de su partido para el año que viene.
El papel que las conferencias juegan en como se establecen o aprueban regulaciones, procedimientos y acciones de gobierno, es diferente para cada uno de los partidos establecidos en el Reino Unido.
Los Liberales Demócratas (o Lib Dems como se les conoce), son los primeros en organizar su conferencia de partido. En este año, la conferencia se adelantó en-línea. El partido se enorgullecen por ser un partido totalmente democrático. Sus políticas son establecidas por los miembros que asisten a la conferencia y su liderazgo técnicamente no tiene la capacidad para cambiar o anular las decisiones tomadas en la conferencia.
A primera vista, esto parece correcto y justo. Pero presenta dos grandes inconvenientes.
En primer lugar, quienes asisten a las conferencias son miembros comprometidos con su partido que han optado por cambiar su rutina diaria de la casa y el trabajo para ponerse a discutir temas políticos a menudo bastante oscuras. Esto los hace poco representativos de los votantes comunes y, a veces, las debates políticas que los han ocupado, significan poco para los votantes comunes y corrientes.
En segundo lugar, los liberales demócratas nunca serán un partido único en el gobierno. Incluso en su momento más sobresaliente en 2005, solo tenían 62 diputados: un partido necesita 326 para formar un gobierno. Esto significa que los demócratas liberales siempre tendrán que hacer sacrificios y compromisos si quieren desempeñar un papel secundario en una coalición. Estuvieron en la coalición de gobierno de 2010 a 2015, pero los conservadores explotaron despiadadamente este hecho desde el principio y forzaron muchos asuntos que contradecían la propia política de los demócratas liberales. Esta es una de las razones por las que perdieron credibilidad y actualmente solo tienen 11 parlamentarios.
El enfoque del Partido Laborista es algo diferente. La conferencia se conoce como el organismo soberano de formulación de políticas y los delegados son los encargador de parobar esas políticas. La escritura del manifiesto, en cambio, es responsabilidad del grupo que lidera el partido. Para los laboristas, la Conferencia es importante para establecer la directriz del partido y para que sus líderes sepan lo que el partido (y en particular los sindicatos) tolerará y no tolerará. Si bien se debaten políticas específicas y se aprueban mociones, estas son condideradas l más como una guía, que una obligación.
Finalmente, la conferencia Conservadora (o Tory). Esto se parece más a un mitin al estilo estadounidense que a una conferencia política. Tiene poco o nada que decir sobre la dirección del partido y en realidad se trata más de dirigirse a la nación mostrando tanto al líder como a sus estrellas emergentes del gabinete (o gabinete en la sombra mientras están en la oposición).
Los delegados a la conferencia conservadora entienden esto y saben que su papel en la sala de conferencias es aplaudir y mostrar la lealtad a sus líderes. Sin embargo, no ocurre lo mismo en la periferia, donde se presentarán y defenderán en público diferentes propuestas regulatorias y de acción. Los periodistas (y los dirigentes del partido) se centrarán en posibles divisions, quién está creando problemas y quién está defendiendo al gobierno. Una buena actuación en una reunión marginal puede elevar el perfil de un diputado e influir en sus posibilidades de ser promovido a un puesto ministerial.
Cuando las conferencias de los partidos terminan sus programas, las sesiones parlamentarias inician sus debates. Así que las conferencias marcan la pauta del nuevo año y muestran lo que los líderes del partido quieren que usted piense de sus partidos, o lo que los miembros de los partidos piensen de sus líderes. Por eso es importante mirar de cerca lo que ocurre en las conferencias. Así se puede entender más a fondo que dicen las noticias sobre la situación política del país.
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Party conferences: how they set the news agenda
Emma Burnell – journalist, playwright and political consultant
The annual party conferences of the main political parties have a number of different purposes.
For the leadership of each party the conference is an opportunity to showcase their offer to the country. For them, the members who attend are largely props, there to cheer the policies and the leader and give a good impression on television.
Some of the party members who attend will be delegates specifically mandated by their local branch of their party (or in Labour additionally by their union or affiliated socialist society) to vote on the issues raised at conference. For local branches much of the lead up to conference is will be spent in local halls and meeting rooms deciding on ‘motions’ – proposals on policy or party organisation – to send to conference in the hope they will be selected for debate. For other party members attending conference is an annual break, a chance to see friends from around the country and to meet the party leaders they like and support.
Also attending are organisations who aren’t connected to the parties but who want to influence them in some way. These range from high level corporate lobbyists to think tanks, charities and pressure groups. They organise public meetings around the conference schedule. There are far more of these than there are official events and despite being called ‘the fringe’ they are often where the most interesting discussions take place. They are also where you might find the more off beat topics that won’t be discussed on the conference floor. However they are often attended by senior politicians and you will sometimes get much more reflective responses at these events than you would from a showpiece speech.
Party conferences are big news events and there will be dozens of journalists present. They are there to covering what happens on the conference stage and at the fringe, but also to convey through conversations with people in and around the conference the atmosphere of the event and how the parties are feeling about their prospects, their leadership and the state of politics.
At one event, I heard Labour Shadow Cabinet Minister Wes Streeting MP compare party conferences to a family wedding: You’re obliged to go and moan about having to do so beforehand. Then you get nicely drunk on free warm white wine and dance the night away with the people you love but don’t always get to see. It is a very apt analogy for many, perhaps especially after two years where we have been able to see so few of our friends in person.
The three main party conferences, for the parties who contest elections throughout England, Scotland and Wales (Northern Ireland has its own political groupings) are all quite different affairs and have quite different rules and traditions, but all follow the same basic structure.
At each the leading spokespeople on major issues will give speeches outlining their plans and proposals for those issues that fall under their brief. This will lead up to an hour or longer speech by their leader, setting out the major stall for their party to the country as a whole.
However, the role of the conferences in setting or approving policy is different for each of the three major parties.
The Liberal Democrats (or Lib Dems as they are known), who go first and retained their online conference this year, pride themselves in being a wholly democratic party. Their policies are set by the members who attend conference and their leadership technically have no ability to change or overturn decisions made at the conference.
On the face of it, this seems right and fair. But it has two major drawbacks.
Firstly, those who attend party conferences are unusual. They have chosen to spend several days away from their everyday lives discussing and debating often quite obscure policy issues. This makes them unrepresentative of ordinary voters and sometimes the debates that have gripped them mean little to ordinary voters.
Secondly, the Lib Dems are never going to be a sole party of government. Even at their most recent high point in 2005 they only had 62 MPs – a party needs you need 326 to form a government. This means that they Lib Dems will always have to make sacrifices and compromises if they are to play a junior part in a coalition. They were in the governing coalition from 2010 to 2015, but the Conservatives ruthlessly exploited this fact from the start and forced through many issues that contradicted the Lib Dems own policy. This is one of the reasons they lost credibility and currently have only 11 members of parliament
The Labour Party approach is somewhat different. Conference is referred to as the sovereign policy making body and delegates agonise over the policies passed there, but when it comes to an election the actual manifesto is written by the leadership.
Thus, for Labour, Conference matters more in setting direction and letting the leadership know what the party (and in particular the trade unions) will and will not tolerate. While specific policies are debated and motions passed they are seen more as guidance than as binding on the leadership.
Finally, the Conservative (or Tory) conference. This is much more like a US style rally than a policy conference. It has little or no say over the direction of the party and is really more about addressing the nation by showcasing both the leader and their rising stars of the cabinet (or shadow cabinet while in opposition).
The delegates to the Conservative conference understand this and know their role in the conference hall is to applaud and show loyalty. However, the same is not true on the fringe where different policy ideas will be presented and argued for in public. Journalists (and the party managers) will focus on possible splits and who is raising trouble and who is defending the government. A good showing in a fringe meeting may raise an MP’s profile and influence their prospects of promotion to a ministerial role.
Coming as they do at the start of a new Parliamentary session, party conferences set the tone for the year to come and showcase both what the party leaderships want voters to think of the parties and often what the party members think of their leaders. For this reason they are worth watching closely for anyone looking for a deeper understanding of the political currents that run under the headlines.